Inicio Actualidad Mar Puig (Cinco Hocicos): CARTA DE LOS CABALLOS DE LA CABALGATA A...

Mar Puig (Cinco Hocicos): CARTA DE LOS CABALLOS DE LA CABALGATA A SUS MEJESTADES DE ORIENTE

1646

Queridos Reyes Magos de San Vicente del Raspeig:

Ya sabemos que nos pasamos de fecha y no os hemos escrito hasta ahora porque contábamos con que en un municipio como San Vicente del Raspeig donde se acaba de estrenar, o eso dicen, una concejalía específica de Protección Animal, esta estuviera dotada de personal lo suficientemente concienciado y cualificado en este ámbito como para entender lo que a continuación os argumentamos y que, por lo tanto, prescindirían de nosotros en vuestra cabalgata de este recién estrenado 2020.

Nosotros sabemos que tenéis normalizado ver animales de nuestra especie en espectáculos de todas clases: lleva siendo costumbre desde hace siglos, tanto que nadie se para a pensar lo poco natural que es. Lo que a nosotros los caballos, nos acarrea. Lo en contra que está de nuestra naturaleza. Nosotros, bestias de monte, no estamos hechos para el asfalto.

Es perfectamente entendible que nuestra elegancia, nuestro porte, nuestra capacidad de aprendizaje, nuestra nobleza y, sobre todo, nuestra fuerza os lleve a que ocupemos los primeros puestos en todas las listas para hacer más atractivos y llamativos los eventos, sobre todo si están enfocados a los y las más peques.

Ya que la institución responsable del bienestar animal de este municipio no nos ha tenido en cuenta y ha ignorado por completo nuestras necesidades, recurrimos a vosotros y os pedimos que tengáis en cuenta que, a pesar de nuestra robusta apariencia, los caballos somos animales de presa o cazado, es decir, somos muy sensibles al ambiente que nos rodea puesto que en nuestro medio natural debemos estar alerta, pendiente del mínimo ruido que nos indique que algún depredador anda cerca. Sensibles a los cambios de luz y a los movimientos bruscos. En nuestro habitat estos detalles son la diferencia entre seguir vivo o muerto y, todos sabemos que el instinto de supervivencia es el que todas las especies tenemos en común y al que todos los seres vivos nos aferramos.

     

Ruido, cambios de luz y movimientos bruscos… seguro que entendéis que en una cabalgata estos tres elementos están muy pero que muy presentes. La domesticación nos ha llevado a aprender a convivir con el hombre, a someternos, pero no ha podido evitar que sigamos siendo “presas” y que sigamos teniendo la imperiosa necesidad de huir de esos ambientes tan poco apropiados para nosotros.

Para evitar esa huida o que no nos alteremos en vuestros espectáculos, el ser humano, en la mayoría de los casos utiliza técnicas de doma totalmente contrarias a nuestro comportamiento, que acabamos aceptando por el dolor físico y psíquico que supone llevarle la contraria a nuestro domador o domadora, de ahí la necesidad del uso de tantos utensilios de castigo físico como las espuelas, la fusta o las botas, entre otros, para conseguir su objetivo de someternos. Pero eso no significa que estemos cómodos, que compartamos con vosotros los humanos la fascinación de lo colorido, lo social y lo festivo, nosotros necesitamos silencio y tranquilidad para sentirnos seguros.

Hasta ahora, al no estar dotados del habla y ser vosotros, los humanos, desconocedores del lenguaje que “gritamos” en cada espectáculo para haceros saber lo mal que lo pasamos, no sabíamos cómo haceros llegar nuestro padecer y tampoco queremos haceros pensar que este mensaje es capricho de quienes tienen una percepción distinta hacia los animales: no es así. Ahora hay estudios, informes y artículos especializados que demuestran esto que os contamos, y lo cuentan profesionales de la veterinaria equina, etólogas y etólogos, centrados en nuestro comportamiento. Ellas y ellos han aprendido a “escuchar” nuestras súplicas, a “traducir” nuestro lenguaje corporal a vuestro lenguaje oral. Para que veáis que os decimos esto con conocimiento de causa compartimos el artículo de Teresa Gamonal, veterinaria apasionada de nuestra especie y con un Master en Etología Clínica, miembro de la asociación AVATMA, referente en nuestro país, llamado “Como apreciar la falta de bienestar equino en los espectáculos ecuestres”, en él os muestra muchas de las señales que mandamos para haceros saber que NO queremos estar ahí fingiendo estar cómodos con posturas imposibles, bailes aprendidos a base de golpes y frustración, cicatrices de espuelas en el lomo y resbalando en un asfalto que no nos corresponde, conteniendo el impulso de salir corriendo al campo, a los pastos donde deberíamos estar.

    

Os hemos ayudado a labrar campos, a ganar guerras, a combatir al enemigo y a conquistar tierras. Ya es hora de que nos devolváis el favor en forma de regalo de Reyes evitando nuestra presencia en vuestra próxima cabalgata.

 En pleno siglo XXI no necesitáis de nosotros para llamar la atención de las y los peques del pueblo, que, estamos seguros, que si siendo capaces de entender, les mostrarais lo mal que lo pasamos, ni por asomo querrían vernos ahí, y menos, contando con miles de opciones inocuas para los animales, tanto nosotros los equinos, como para los de cualquier otra especie.

Esperamos que a vosotros sí os llegue nuestro mensaje, que seáis capaces de deshaceros de costumbres nocivas y que transmiten unos valores poco apropiados a la ciudadanía y, es más, esperamos que nos ayudéis a transmitírselo a quien realmente tiene la competencia sobre este tema, que es la Concejalía de Protección Animal de San Vicente del Raspeig y de otros tantos municipios.

Esto es todo lo que pedimos. No queremos participar en la cabalgata del municipio y estamos seguros de que vosotros, queridos concejales de San Vicente, tampoco queréis contribuir con espectáculos que entrañen maltrato animal.

Pd.: Por favor, a quien competa, a día de hoy 9 de enero en el parking del pabellón “Ginés Alenda” todavía está el suelo lleno de heces de cuando esperábamos nuestro turno para llevar a sus majestades. Se ve que el baldeo extra de la cabalgata no llegó hasta allí. Téngalo en cuenta, pues en este municipio a las y los ciudadanos que se despistan con las heces de sus perros sí que son perseguidos para ser sancionados, y eso está bien, pero lo justo es que sea cumpla la normativa en ambos sentidos.

      

Mar Puig – Cinco Hocicos